Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

Cómo el rey Tupac Inca envió a saber dese Quito cómo se cumplía su mandamiento y cómo, dejando en orden aquella comarca, salió para ir por los valles de los Yuncas.


Como Tupac Inca Yupanqui hobiese señoreado la tierra hasta el Quito, segund se ha dicho, estando él en la mesma población del Quito entendiendo que se cumpliesen y ordenasen las cosas por él mandadas, de donde mandó, a los que entre los suyos tenía por más cuerdos, que en hamacas fuesen llevados por los naturales y, unos por una parte y otro por otra, mirasen y entendiesen en la orden questaban las nuevas provincias que se hacían y que tomasen cuenta a los gobernadores y cogedores de tributos y que mirasen cómo se habían con los naturales. A las provincias que llamamos de Puerto Viejo envió sus orejones a algunas dellas para que les hablasen y quisiesen tener su confederación, como los demás hacían y que los impusiesen en cómo habían de sembrar y servir y vestir y reverenciar al sol y hacelles entender su buena orden de vivir y pulicía que iban a hacer y que Tupac Inca invió ciertos capitanes con gentes a castigarlos; mas, como lo supiesen, se juntaron tantos de los bárbaros que mataron y vencieron a los que fueron, de que mostró sentimiento el Inca; mas por tener negocios grandes entre las manos y convenir en persona volver al Cuzco, no fue él propio a dalles castigo por lo que habían hecho.

En Quito tuvo nueva cuán bien se hacía lo que por él había sido mandado y cuánto cuidado tenían los delegados suyos de imponer aquellas gentes en su servicio y cuán bien los trataban, y ellos cómo estaban alegres y hacían lo que les era mandado; y de muchos señores de la tierra le venían cada día embajadores y le traían grandes presentes y su corte estaba llena de principales y sus palacios de vasijas y vasos de oro y plata y otras grandes riquezas. Por la mañana comía y desde medio día hasta ser algo tarde oía en público, acompañado de su guarda, a quien le quería hablar. Luego gastaba el tiempo en beber hasta ser noche, que tornaba a cenar con lumbre de leña, porque ellos no usaron sebo ni cera, aunque tenían harto de lo uno y de lo otro.

En Quito dejó por su capitán general y mayordomo mayor a un orejón anciano, quien todos cuentan que era muy entendido y esforzado y de gentil presencia, a quien llamaban Chalco Mayta, y le dio licencia para que pudiese andar en andas y servirse con oro y otras libertades que él tuvo en mucho. Mandóle, sobre todas cosas, que cada luna le hiciese mensajero que le llevase aviso particularmente de todas las cosas que pasasen y del estado de la tierra y de la fertilidad della y del crecimiento de los ganados, con más lo que ordinariamente todos avisaban, que era los pobres que había, los que eran muertos en un año y los que nacían y lo que se ha escripto en lo de atrás que sin esto sabían los reyes en el mesmo Cuzco; y con haber tan grande camino desde Quito al Cuzco, que es más que ir de Sevilla a Roma, con mucho, era tan usado el camino como lo es de Sevilla a Triana que no lo puedo más encarecer.

Días había que el grand Tupac Inca tenía aviso de la fertilidad de Los Llanos y de los hermosos valles que en ellos había y cuánto se estimaban los señores dellos y determinó de les enviar mensajeros con dones y presentes para los principales, rogándoles que le tuviesen por amigo y compañero, porquél quería ser igual suyo en el traje cuando pasase por los valles, y no dal[l]es guerra si ellos quisiesen paz y que daría a ellos de sus mujeres y ropas y él tomarla de las suyas, y otras cosas destas. Y por toda la costa había volado ya la nueva de lo mucho que había señoreado Tupac Inca Yupanqui y cómo no era cruel ni sanguinario ni hacía daño sino a los cavilosos y que querían oponerse contra él; e loaban la costumbre y religión de los del Cuzco tenían [a] los orejones por hombres sanctos, creyendo que los Incas eran hijos del sol o que en ellos había alguna deidad. Y considerando estas cosas y otras determinaron muchos, sin haber visto sus banderas, de tomar con él amistad y así se lo enviaron a decir con sus propios embajadores, con los cuales enviaron muchos presentes al mesmo rey y le rogaban quisiese venir por sus valles a ser dellos servido y a holgarse de ver sus frescuras; y alabando el Inca tal voluntad, hablando de nuevo al gobernador de Quito lo que había de hacer, salió de aquella ciudad para señorear los Yuncas.